lunes, 27 de abril de 2009

La dictadura de las audiencias



Una empresa informativa cultural tiene como principal fin ganar dinero. Con formas más bien sutiles se acerca a los usuarios a través de la elaboración de un producto, que influencia y determina la parcela de su propia audiencia.

Cada lector se acerca a un determinado tipo de contenido si lo que se publica en ese medio está dentro de su espectro de intereses. Pero para llegar hasta ahí ¿por cuántos procesos de manipulación pasan los públicos?

El modo de hacer pasar al consumidor por todos los procesos para llegar a lo que quiere es totalmente periodístico. La técnica mosaico.

De esta forma se llega al punto clave; en este caso la “dictadura de la audiencia”, la audiencia pide lo que quiere porque sino se lo dan no le interesa y no lo compra. La empresa subordinada en el aspecto más económico llega a lo que se llama la dictadura de la empresa. La información es acontecimiento más interpretación. El acontecimiento lo genera la audiencia. Quien interpreta es la empresa y lo hace según sus intereses económicos y políticos.

Como piezas de ajedrez que se mueven por sí solas el engranaje empresarial tiene cabida para todos los detalles de la cadena. ¿Será que todo ocurre de forma tan sutil que no llegamos a darnos cuenta? o ¿estamos demasiado involucrados en la nueva cultura empresarial de la información?

2 comentarios:

Beatriz Carretero dijo...

La dictadura de las audiencias es una realidad. Día a día los medios de comunicación, sobre todo la televisión, noS presentan productos culturales que, lejos de enriquecernos y dotarnos de una opinión pública valedora de principios, lo único que hacen es "engancharnos" a esos productos que únicamente van encaminados a generar, y generar... beneficios económicos suficientemente rentables como para seguir tirando.

Angelines dijo...

Es evidente que existe una dictadura real en los distintos medios de comunicación ( TV, prensa escrita,...)y que es difícil sustraerse a su poderoso influjo, ya que la gran mayoría, no tiene unos conceptos claros y críticos sobre la cultura que realmente ayuda a las personas a formarse como tal.
La gran mayoría prefiere la llamada TV basura y por su puesto los productores priorizan el negocio.
Siempre nos queda la esperanza de poder acudir a otros canales meditáticos que se preocupen por la cultura en libertad.